Humberto Díaz (Cuba, 1975) es uno de los artistas más relevantes de su generación en Cuba. Fue miembro del Departamento de Intervenciones Públicas (DIP), colectivo artístico de gran protagonismo en la década de los dosmil debido a sus intervenciones performáticas en el espacio público. Participó en la pasada edición de la Bienal de Venecia en el Pabellón de América Latina – IILA (2013); en las últimas cuatro ediciones de la Bienal de La Habana (2003, 2006, 2009, 2012); la IX Bienal Internacional de Arte de San Petersburgo, Rusia (2009); Portugal Arte 2010 y la 7th Bienal de Kwangju (2008). Su trabajo está representado en Swab Solo por la galería knoerle & baettig (Winterthur, Suiza). Vive y trabaja en La Habana, Cuba.
Direlia Lazo: ¿Qué proyecto presentarás en Swab Solo?
Humberto Díaz: Presentaré una instalación de la serie ‘That night I don’t remember’ (2013), que consiste en una habitación con muebles de estilo clásico. A primera vista la habitación parece desordenada pero una vez que te fijas bien te percatas que los muebles están apoyados uno sobre el otro en equilibrio recreando posturas sexuales. Una silla en dos patas que se aguanta de otra que a su vez está pendiente de un mínimo punto de apoyo. Es una manera de suspender ese momento de falsa estabilidad donde las cosas pueden permanecer o desmoronarse y a la vez crear una imagen erótica partiendo de elementos que no son percibidos como tal.
¿Cuál fue la reacción del público cuando la presentaste por primera vez?
La produje por primera vez en el contexto de una residencia de artistas que hice el año pasado en Villa Strauli en Suiza. La vio un público muy reducido pero hubo quien entendió directamente el contenido erótico de la pieza y quienes hicieron una lectura más asociada con el concepto de equilibrio y los malabarismos que hacemos para mantenernos o alcanzar un status.
¿Me pudieras hablar un poco sobre los antecedentes de esta obra? ¿En qué medida se relaciona con el contexto de la residencia?
Yo diría que el primer antecedente de esta pieza es una fotografía que hice en el 2009 mientras montaba mi obra en la Bienal de San Petersburgo. Habían dos veladoras en la sala y cuando se fueron a almorzar colocaron las sillas una encima de la otra, cuando lo vi me dio la impresión de que las sillas estaban haciendo el amor, le hice una foto y la titulé ‘Two fucking chairs’ (2009). Me pasa a menudo que estoy concentrado produciendo una pieza y de repente me encuentro con objetos, situaciones que me llaman la atención y que no se reflejan en mi trabajo inmediatamente sino mucho después. El año pasado en la residencia en Suiza había un bar completamente rojo y en una habitación contigua varias sillas tapizadas de color rojo entonces me vino la imagen de un burdel e intenté recrearla con los muebles que tenía disponible, seguramente inspirado en aquella idea de fondo de las sillas copulando.
Pero el tema del erotismo no es reciente en tu obra, me vienen a la mente varias obras de tus años de estudiante en el ISA donde el tema estaba presente.
Pues sí, la verdad es que tengo algunas obras en esta línea aunque no es un tema central en mi trabajo. Cuando era estudiante del ISA trabajé a dúo con la artista Analía Amaya e hicimos un grupo de performances y videos donde nos interesaba hablar de la rutina en las relaciones sexuales. A su vez era un comentario al mito de que el cubano piensa o habla de sexo todo el tiempo. De ahí surgieron piezas como ‘Calentamiento’(2005), un video donde aparecemos desnudos haciendo ejercicios físicos que coinciden con posturas sexuales, o la pieza ‘3600 besos’ (2002) donde nos besamos cada segundo durante 60 minutos. Además está la serie de videos ‘Secret love’, que es más reciente, donde se observan los movimientos de una persona bajo una sábana. Es una imagen muy intrigante porque claramente algo está sucediendo pero sólo percibimos algunos gestos sutiles, contorsiones, siluetas de partes del cuerpo de una o varias personas pero no se ve nada con certeza. Me interesa mucho cómo la pieza funciona en ese plano visual, sin sonido, y se crea una narrativa a través de los movimientos y las ideas que nos hacemos de esos movimientos.
Ahora que mencionas este ejemplo, es curioso que las piezas que hiciste en Cuba con este tema del erotismo eran mucho más explícitas, sin embargo los videos que acabas de describir o incluso la instalación que presentarás en Swab son piezas más sutiles, de un erotismo velado, ¿a qué se debe esta diferencia?
Yo creo que el contexto es fundamental en este sentido. Cuando estaba en Villa Strueli por ejemplo tuve que firmar un documento anexo al contrato de la residencia donde me comprometía a no revisar ningún sitio web con contenido sexual. Me sorprendió mucho la especificidad de la prohibición, pudo haber sido una restricción para revisar contenidos políticos o de otro tipo. Sin duda esa situación marcó mi interacción con el contexto, y de algún modo la instalación de los muebles copulando fue una respuesta.
Al principio mencionaste el concepto de equilibrio como otra posible interpretación de esta obra. Me pudieras comentar más al respecto.
Hace unos años hice una obra que se llamó ‘Salto al vacío’ (2010) que consistía en un bus en el techo de un edificio en una posición que parecía que se iba a caer. Desde ese momento estoy obsesionado con la idea de la caída, con ese instante previo a la acción. Desde entonces he realizado varias piezas que recrean esa situación de fragilidad y tensión. Por ejemplo en la pieza ‘Presagio’ (2011), hice un corte en el medio de una mesa de madera y coloqué sobre ella varios troncos de leña hasta que el peso hiciera crujir las patas de la mesa como si se partieran pero sin que llegara a suceder. En este caso me interesaba tensar esa situación de equilibrio para generar en el público la inquietud o ansiedad por vivenciar el momento preciso en que la mesa se rompiera.
¿Llegó a romperse la mesa?
No, pero la posibilidad era parte de la obra.
Por último quisiera preguntarte por tus proyectos en curso.
Llevo varios años trabajando en paralelo en un proyecto un poco utópico que se llama ‘Aleph’ (2005-), y creo que me tomará mucho más tiempo. Es una idea muy sencilla, consiste en dos proyecciones donde en una amanece y en la otra atardece durante 24 horas. He seleccionado 72 lugares en el mundo para filmar amaneceres y atardeceres de manera que pueda completar el ciclo de 24 horas. Es un intento por seguir la ruta del sol en tiempo real, de manera que cuando esté amaneciendo en Cuba la proyección donde quiere que se exhiba mostrará la pista de video del amanecer en Cuba y así sucesivamente.
Las obras mencionadas en la entrevista así como otros trabajos pueden ser consultados en el sitio web oficial del artista: www.humbertodiaz.org